Echando la mente a volar en un pequeño
espacio indefinido, se van formando muchas fórmulas complejas para
resolver. Comenzamos haciendo un “brainstorming”
de todos esos sucesos vividos con un tono que alude al mismo significado, pero
en realidad solo son posibles hipótesis inconclusas que prometen mucho tiempo de
investigación. A esto se une un sinnúmeros
de síntomas extraños que no sabes si son reales, o son efectos secundarios de
un desenlace fatídico de emociones desconcertantes que esta por acontecer y que,
al parecer, quieren liquidarte de una vez.
Pasan las horas, los días, semanas y te vuelves un ser adicto a ese algo
que no se ve, pero se siente. Está en el
aire, está en el sol, está en suelo, en tu ropa, en tu pensar, en tu corazón,
en fin está en todos lados, pero, ¿Dónde es que está? Y así caminas en un éxtasis divino de perdición
y locura, pero a la vez te da vida y felicidad.
Pierdes la mente, pero, ¿En qué piensas?; pierdes la concentración, pero
¿Qué te desconcentra?; hablas a solas, pero ¿De qué hablas?; Sientes muchas
sensaciones dentro de ti, pero ¿De qué son esas sensaciones?; Y así se continúa el proceso de revelaciones
frustrantes que te acaban la vida, pero te das cuenta que nunca te habías sentido
con más deseos de vivir. Llegas a cierta
conclusión no oficial donde alguien más te está hechizando los sentidos sin
conocer la hechicería, pero solo es una persona, no dos, no tres. Cuanto más tiempo pasa más vas viendo y sintiendo
como tus formulas mentales van adaptándose a sus resultados conforme a tus
investigaciones, hasta que logras llegar a la solución final donde descubres
que te enamoraste. Y, en secreto es amor
y, en realidad, también, pues sabes que las ráfagas de tus sentires se han
apoderado hasta de tu cuerpo e impropiamente hablan de ti sin querer. No se puede disimular, es más fácil jugar al
creído que dejarse revelar, alejarse en silencio para no hablar. En secreto es amor y, en realidad, también,
pero es más fácil ignorar que dejarse envolver, volverte indiferente, que antes
mostrar interés, enfocarte en otros puntos claves para no aceptar que, en
secreto es amor y, en realidad, también.
Así somos, así crecimos, viviendo con temor a las garras del querer, a
envolvernos en las ilusiones y entregarnos al amor, por no saber unir la mente
al corazón, por no tomar riesgos, por no volver a caer o fallar, por pensar en los futuros manchándolos con el
pasado. Hay que vivir, hay que sentir,
hay que dejar el corazón latir, porque al final aunque digas mil veces NO, en
secreto es amor y, en realidad, también.

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